divendres, 20 de maig del 2011

15-N

Si yo fuera Zapatero, me acercaría a la Puerta del Sol. A escuchar. Es bastante sensato lo que ahí se está expresando. Es el clamor de la gente real, de la mayoría de este país.

dijous, 12 de maig del 2011

Lliçons de catalanitat

Un dels cavalls de batalla de la tramitació parlamentària de l’Estatut, va ser la lluita per reforçar els mecanismes de relació bilateral entre Catalunya i Espanya. El PSC va defensar la bilateralitat en els pactes fiscals amb l’Estat, i fruit d’aquelles negociacions varem aconseguir el millor sistema de finançament que Catalunya ha tingut mai: 11.400 milions d’euros addicionals en 4 anys. Fins aleshores regia l’acord de finançament de l’any 2001 signat entre Mas i Aznar. Un acord ruïnós i sense clàusules de revisió que, si fos vigent en l’actualitat, ens hagués portat a la fallida econòmica. PP i CiU varen votar en contra de l’acord de finançament, i el portaveu de CiU el va arribar a qualificar com l’assassinat polític de l’Estatut. No deix de ser, com a mínim grotesc, que aquells que varen votar en contra d’una llei que ens dotava del millor finançament de la nostra història, desmarcant-se del Govern del seu país i aliats amb el PP, en demanin ara el seu compliment íntegre. De lliçons de catalanitat, cap ni una.

La solució al problema del Fons de competitivitat s’ha de trobar en la negociació entre governs, perquè la negociació financera és, per definició governamental. Per això sorprèn que el Govern de la Generalitat no hagi sol•licitat la convocatòria de la Comissió bilateral Estat-Generalitat. Com sorprèn també el fet que el president de la part catalana d’aquesta Comissió, el Sr. Duran Lleida admeti, públicament, que no hi ha una obligació legal de pagar l’avançament aquest any. Amb quina força es pot asseure ara davant la Minsitra Salgado per reclamar el seu pagament? I si no hi ha una obligació legal de pagar-lo aquest any, de què estem parlant? A qui pretenen enganyar?

El PSC ha estat treballant per oferir una proposta que aportava una solució al fons de competitivitat, amb una esmena que instava el Govern d’Espanya a negociar. Vam fer el que el Govern de la Generalitat hagués hagut de fer. Però CiU no va deixar que es votés el text per què, com sempre, prefereixen la confrontació a la negociació. Prefereixen l’apel•lació constant al greuge amb Espanya que la solució. I perquè el seu objectiu no era tant el de resoldre el problema com el d’intentar que el Govern perdés una votació. Un exercici d’enorme irresponsabilitat i de cinisme electoral.

El PSC desitja més que ningú que s’avancin aquests diners, perquè és fruit del nostre model, i perquè nosaltres quan governàvem els vam aconseguir. CiU ha de posar-se a treballar d’una vegada per totes i deixar d’utilitzar el fons de competitivitat com a maniobra de distracció electoral per evitar que es parli de retallades. CiU no vol resoldre el tema del fons de competitivitat, vol guanyar vots utilitzant Catalunya i els sentiments dels catalans. I això, a part de trist, és antipatriòtic.

Article publicat avui al Diari de Tarragona

diumenge, 27 de març del 2011

La responsabilidad de gobernar

CiU lleva varias semanas apelando al sentido de la responsabilidad del PSC para que dé apoyo a los presupuestos que el Gobierno de Artur Mas presentará al Parlamento. Es legítimo que en un sistema parlamentario el Gobierno busque los apoyos que sean necesarios para sacar adelante su agenda legislativa, y más cuando no tiene la mayoría suficiente (eso hay que ir recordándolo de vez en cuando por si a alguien se le olvida: CiU ganó las elecciones, pero no tiene mayoría absoluta, por lo que tiene que ir pactando todo, cada día). Pero resulta cuanto menos sonrojante (en un ejercicio de desmemoria e hipocresía política) que aquellos que hace muy poco fueron incapaces de hacer lo propio en el Congreso de los Diputados recurran ahora al sentido de Estado y a la responsabilidad institucional para poder sacar adelante unos presupuestos con el único objetivo de trasladar ante la opinión pública una sensación de estabilidad y solidez gubernamental -que hasta la fecha es un tanto ficticia- y pretendan maquillar así su imagen de indefinición, parálisis y desconcierto.

Vayamos por partes. Apelar a la responsabilidad institucional del PSC cuando hace apenas tres meses facilitó la investidura de Artur Mas como president de la Generalitat frente al voto en contra del resto de fuerzas políticas me parece cuanto menos un abuso de confianza. El recurso a la responsabilidad institucional se agotó el día en que se produjo la investidura de Mas. A partir de entonces el Gobierno tiene la legitimidad y la obligación de gobernar. Y si no sabe, o no puede, debería dejar de hacerlo.

CiU y PSC son los dos grandes partidos de Catalunya. Son adversarios políticos. Son antitéticos en términos políticos. El PSC no puede ni debe contribuir a aprobar unos presupuestos de la Generalitat que no comparte y que implican un retroceso en términos sociales. Unos presupuestos que parece que tienen el único objetivo de desmantelar el Estado del bienestar construido durante los últimos siete años y que van a contribuir a la fractura social en nuestro país. Y debe rechazarlos, no por una cuestión de resentimiento por la derrota electoral sufrida, sino por pura convicción ideológica, porque son proyectos frontalmente opuestos. Lo poco que se intuye de ellos es que provocarán una clara involución en términos sociales, un recorte en la calidad de nuestro Estado del bienestar y el abandono de una política fiscal redistributiva. Recortar políticas sociales alegando falta de recursos económicos y fiscales, a la vez que se toma la decisión de suprimir el impuesto de sucesiones que sólo afecta a los más ricos, es una barbaridad inaceptable, ni siquiera por responsabilidad institucional.

Además, sorprende que aquellos que han votado dos veces en contra de la investidura de Zapatero puedan dar lecciones de responsabilidad institucional. Aquellos que no han votado ni uno de los siete presupuestos que Zapatero ha mandado al Congreso en las dos legislaturas que lleva de presidente. Aquellos que en un momento de máxima dificultad económica y financiera para España, cuando era observada por toda la comunidad internacional y los mercados financieros, llamaron cadáver político al presidente del Gobierno. Aquellos que instaron al PNV a no apoyar los Presupuestos de 2011 para provocar la caída del Gobierno (de eso hace solo seis meses). Aquellos que pidieron la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones anticipadas en pleno desarrollo de la agenda de reformas económicas, sociales y financieras que dieron lugar al Acuerdo social.

Pero les digo otra cosa: Mas no va a presentar hasta después de las elecciones municipales los presupuestos ante al Parlament. Va a ir mareando con apelaciones a la responsabilidad de los grupos para que los apoyen, pero no va a poner negro sobre blanco el estado de gastos de la Generalitat para este año. El tijeretazo en políticas sociales y la paralización de inversiones en equipamientos e infraestructuras sería demasiado revelador. Demasiado territorializado. Demasiado evidente a los ojos de los ciudadanos que verían finalmente confirmado como muchas escuelas, institutos, hospitales, centros de asistencia o carreteras iban a dejar de hacerse. Demasiado valiente para alguien que no lo es. Amagarán con el proyecto de presupuestos. Lo esconderán. Y el gran recorte aparecerá al día siguiente de las elecciones municipales. La verdadera responsabilidad consiste en presentarlos antes. En decir alto y claro lo que quieren hacer. Con valentía y coraje. Asumiendo la responsabilidad de gobernar. Pero no lo harán, porque no tienen ni lo uno ni lo otro.

Aricle publicat a la revista El Siglo (28/03/2011)

dimarts, 8 de març del 2011

60 días

Buenos días, en nombre del Gobierno de la Generalitat de Catalunya, tengo el honor de anunciarles que vamos a practicar un recorte generalizado de un 10 por ciento en el presupuesto de gasto para el Ejercicio 2011.

En el ámbito educativo hemos acordado suspender la decisión de dotar a cada uno de los alumnos de educación secundaria de un ordenador personal. Asimismo reduciremos entre el 20 por ciento y el 33 por ciento las aportaciones públicas para hacer frente a los gastos de funcionamiento de los institutos (luz, agua, teléfono, calefacción y limpieza) y vamos a paralizar la construcción de todos aquellos centros cuyas obras aún no hayan empezado. La financiación a la universidad pública también se reducirá en un 10 por ciento. Implantaremos tasas para los estudiantes de FP y subiremos las matrículas de los másteres universitarios hasta un 30 por ciento. En las escuelas de primaria vamos a reducir los gastos de papel y biblioteca (el resto de partidas dependen de los Ayuntamientos). Yen todo aquello relativo al personal docente, hemos tomado la decisión de convocar 2.000 plazas menos de profesores de instituto para este mismo año, con el objetivo de aumentar el número de alumnos asignados a cada profesor. Por cierto, estas medidas de contención del gasto no van a afectar en ningún caso a aquellas escuelas privadas que segregan a sus alumnos por razón de sexo, que no verán recortadas las subvenciones públicas que tienen concedidas.

En el ámbito sanitario vamos a dejar en suspenso los proyectos de construcción de siete nuevos hospitales, la reforma de otros siete y la creación o ampliación de 44 centros de atención primaria. A partir de ahora ya no garantizaremos el derecho a ser operado en un plazo máximo de seis meses y, por consiguiente, vamos a reducir todas las operaciones quirúrgicas no urgentes. Asimismo, hemos dado instrucciones para que en nuestros hospitales y centros sanitarios se practiquen menos pruebas de diagnóstico de alta tecnología, como radiografías, escáneres, colonoscopias o resonancias magnéticas. Se prohibe también a partir de ahora y hasta nueva orden, practicar operaciones por las tardes y no vamos a permitir bajo ningún concepto que se cubran las bajas por jubilación, ni que se hagan suplencias por vacaciones o enfermedad del personal médico.

Estimamos que con la aplicación de estas medidas van a aumentar las listas de espera, pero no de modo significativo, y estamos convencidos de que la calidad de la sanidad pública catalana no quedará afectada. De todas formas, y por si acaso, queremos anunciar también que el Gobierno tiene la firme voluntad de dar estímulos fiscales a aquellos ciudadanos que contraten una mutua sanitaria privada.

Entre nuestras decisiones prioritarias está la de paralizar la aplicación de la Ley de Dependencia. Comunicamos a los dependientes moderados con derecho a percibir ayudas y que, según los plazos que establece la ley, debían haberlas empezado a recibir este pasado mes de enero, que no las vamos a conceder hasta, al menos, el próximo mes de julio. En cualquier caso, y en el mismo plazo, intentaremos dar una respuesta a las más de 54.000 personas con dependencia grave que aún esperan que se realice una valoración de su caso.

En el ámbito de la obra pública, hemos decidirlo practicar un recorte de un 27 por ciento. Vamos a paralizar la ejecución del Plan Nacional de Infraestructuras y no descartamos implantar nuevos peajes. l'or el contario, hemos decidido no aplicar el descuento del cinco por ciento en el precio de los billetes de Cercanías y Regionales y eliminar el número de estaciones previstas en la línea 9 del metro de Barcelona.

Hablando de supresiones, me es grato recordarles que el Gobierno de la Generalitat ha acordado la del Impuesto de Sucesiones, por el que estimamos que dejaremos de ingresar alrededor de 400 millones euros procedentes de grandes fortunas.

Asusta, ¿verdad? Pues sólo llevamos 60 días de gobierno. CiU nos quería hacer creer que éste era un gobierno errático y con algunos problemas de coordinación. Pero en realidad no ha sido más que una maniobra de despiste. Bajo esta sensación inicial de desbarajuste, el gobierno de los mejores de Artur Mas ha conseguido desplegar con total precisión, y en apenas dos meses, todo su plan liberalizador y derechista, desmantelando en un abrir y cerrar de ojos nuestro Estado del Bienestar. ¿Adivinan quién va a pagar la fiesta?

Article publicat a la revista El Siglo (8/03/2011)

dissabte, 12 de febrer del 2011

Un PSC amb perfil propi

El PSC ha d’adoptar canvis profunds en el contingut de les seves propostes i en les formes de fer política. Durant els anys que hem governat Catalunya, hem transformat el país, l’hem millorat des de tots els punts de vista, l’hem modernitzat i l’hem cohesionat socialment i territorial. Deixem sense cap mena de dubte, un país millor del que vàrem rebre.

Però amb la mera gestió de govern no n’hi ha prou. Això vol dir que haurem d’esforçar-nos per tornar a construir un perfil propi. Un perfil que ha quedat desdibuixat pels efectes de la crisi econòmica mundial que ens ha fet adoptar mesures de difícil comprensió i perquè, a Catalunya, hem estat incapaços de superar el marc de discussió política que ens ha delimitat la dreta nacionalista, basat en l'exaltació dels símbols nacionals i els trets identitaris i en l’apel·lació permanent al greuge en les relacions Catalunya-Espanya.

La situació actual és greu. Els poders financers han pres la iniciativa en funció només dels seus interessos més immediats, i tant ells com la dreta política, mediàtica i ideològica proclamen la difuminació de la resta de les ideologies i de la política. Això comportaria una societat sense pluralisme ni alternatives, menys lliure i menys justa. Però els ciutadans, a través del teixit associatiu cívic i especialment socioeconòmic i els governs han de recuperar el control de la situació. Perquè la resta de poders – financers, mediàtics o ideològics– no poden continuar desbocats; han de subjectar-se al bé comú per damunt del seu propi.

Ens cal, doncs, un projecte renovat; amb idees i valors que permetin recuperar un perfil nítid de progrés, que té en compte que les càrregues es repartiran equitativament i que, aquells que més puguin, hauran d’ajudar més; que persegueix l’obertura dels catalans al món i que considera l’educació, l’atenció a la salut i a la dependència, el medi ambient i la investigació com a signes distintius del nostre poble.

Aquest és el catalanisme que més sentit té per nosaltres, el centrat en i per a les persones que viuen i viuran a Catalunya. Però, naturalment, també ens han preocupat sempre els problemes de Catalunya com a nació. El PSC ha contribuït en primera línia a la construcció de la nostra identitat nacional, a la recuperació de la Generalitat, a l’afirmació i ampliació de la nostra voluntat d’autogovern i, alhora també, a la cohesió social evitant fractures perilloses. Avui la nostra aportació és més necessària: les llibertats individuals i col·lectives i la igualtat d’oportunitats han esdevingut molt fràgils i, sense cohesió social, la pròpia existència de Catalunya se’n veuria ressentida.

Precisament per aquesta necessitat de preservar la unitat civil dels catalans i perquè, en un món globalitzat, cal establir mecanismes de cooperació en tots els àmbits, apostem decididament pel federalisme en una Espanya diversa i plural, que ha d’acceptar sense reserves i sense complexos la personalitat pròpia de Catalunya expressada en el nostre Estatut. Som i serem on es puguin resoldre els problemes del nostre país: a Espanya, a Europa i en qualsevol racó del planeta on calgui, per raons econòmiques, socials o ambientals. Per als catalans i per a les persones a qui puguem ajudar, siguin on siguin, perquè també volem que ens ajudin quan ho necessitem.

El món canvia a cada moment i hem de ser capaços d’adaptar-nos a les noves realitats. Som una opció garantista de l’Estat del benestar conquerit amb molt d’esforç per milions de treballadors, però també reconeixem que no tot es pot resoldre des dels poders públics. Caldrà apel·lar a l’esforç individual i col·lectiu, amb noves formes d’organització, participació i assumpció d’obligacions.

Finalment, també haurem d’ampliar les nostres propostes cap a noves sensibilitats i demandes socials que, per un excés de responsabilitats de govern, no hem atés suficientment, com la igualtat de drets i deures, especialment la de gènere, el canvi climàtic, el model energètic, el consum, el voluntariat, l’oci, o les noves tecnologies.

Aquest nou perfil del PSC, el definim federalista, europeista, d’esquerres i catalanista. Exigirà primer concretar-lo i renovar mètodes per fer-lo més obert, més permeable a la societat, més proper, més modern i més adaptat a les exigències i les necessitats dels ciutadans. I només després podrem decidir quins en seran els seus lideratges. Agregant molta gent, amb noves responsabilitats, però sense prescindir de ningú. I caldrà treballar molt: la política és una de les activitats més nobles i exigents perquè decideix sobre la vida dels ciutadans que demanen, amb raó, una dedicació com la que correspon a la importància de la tasca.

Des d’aquestes posicions els socialistes del Camp de Tarragona i de les Terres de l’Ebre ens plantegem la nostra participació al proper Congrés del PSC. Amb un projecte global i integrador per al conjunt de Catalunya i els catalans. Amb la voluntat de definir un projecte renovat, engrescador i il·lusionant, i també de prestar les millors persones de què disposem per dirigir el PSC, un instrument que, en un món on hem esdevingut més dependents i fràgils, ha de tornar a ser de transformació i de canvi per donar satisfacció a les necessitats de realització personal i col·lectiva.

I ho farem defensant tots els avenços socials i nacionals què hem aconseguit durant tots aquests anys, amb coratge renovat per construir un futur millor.

dimarts, 25 de gener del 2011

Un país normal

Rajoy lleva mucho tiempo desaparecido de la escena pública de este país. La estrategia política que le han diseñado desde la calle Génova conlleva una limitación muy estricta de su exposición mediática y política. Rajoy no está, ni se le espera. Quiere evitar riesgos y resbalones, o asumir demasiados compromisos que le puedan perjudicar en sus aspiraciones electorales en la carrera hacia La Moncloa. Unas aspiraciones que, hasta la fecha, están basadas, únicamente, en datos demoscópicos. En su estrategia de cuanto peor para España, mejor para ellos, se adivina precisamente que el PP confía a los efectos de la crudeza de la crisis económica sus principales expectativas electorales, más incluso que a las capacidades, méritos y virtudes de su propio candidato. De ahí que el PP no esté ofreciendo a los ciudadanos ninguna alternativa. Ningún modelo ni proyecto político para contrastar. Aplican a rajatabla la máxima de que sin compromisos no hay riesgos.

Pero lo cierto es que hay quien no comparte esa apatía política y encuentra el terreno abonado para proyectar y amplificar sus opiniones y, a veces, ocurrencias. Lo de Álvarez Cascos es un buen ejemplo, y ya hablaremos algún día de ello. Pero de mucha más relevancia y calado político me parece la última aparición mediática del expresidente José María Aznar. Su conocida incontinencia verbal ha conseguido un doble objetivo: de una parte, reactivar el debate y la confrontación territorial, principalmente con Catalunya (su especialidad, desde que con la mayoría absoluta obtenida en el año 2000 se olvidó del “alto sentido de Estado” de CiU y de las “bondades” del Pacto del Majestic); y la de provocar que Rajoy saliera de sus aposentos, fueran cuales fueran, y se viera en la necesidad de romper con su estrategia del silencio para matizar, aunque solo fuera aparentemente, las declaraciones del presidente de su partido. Lo cierto es que a pesar de lo que puedan creer sus estrategas, los silencios y las ausencias también tienen riesgos: si no hay modelo, ni proyecto, ni alternativa, te lo pueden imponer. Y eso es exactamente lo que ha hecho Aznar.

Lo de Aznar no ha dejado a nadie indiferente. Ni fuera ni dentro de su partido: “El PP modificará el inviable Estado autonómico”. Y punto. Evidentemente esa aparición estelar puede que no interfiera en la concepción de Rajoy sobre la organización territorial de España, porque no la conocemos. Pero sin duda interfiere muy directamente en los proyectos de sus candidatos en las elecciones autonómicas del próximo 22 de mayo. ¿Qué deben pensar de eso Camps, Esperanza Aguirre o Núñez Feijóo? Porque una cosa es no exponer públicamente tu proyecto político, como ha decidido hacer Rajoy, y otra muy distinta es lanzar un proyecto recentralizador, de involución autonómica, que no persigue nada más que la confrontación territorial y que, en consecuencia, puede radicalizar a un electorado al que Rajoy quiere tener casi anestesiado. Una salida de tono de esa magnitud puede provocar la pérdida del espacio central del espectro político español al que Rajoy pretende seducir. De ahí que, ante la repercusión que iban adquiriendo esas manifestaciones, no tuvo más remedio que salir a matizar a su mentor. Y, nuevamente, la reaparición de Rajoy, forzada y no prevista en el guion, volvió a ser decepcionante, de muy bajo perfil, porque sólo se atrevió a afirmar que rechazaba una enmienda a la totalidad del Estado autonómico. Otra salida sin contenido. Otra intervención sin asumir compromisos. Otra oportunidad perdida de mostrar su proyecto, su modelo, su alternativa. En alguna ocasión el propio Aznar ha afirmado que el liderazgo de Rajoy sería bueno para España. ¡Claro, mandaría él!

Coherente y comprometida ha sido la réplica de Zapatero a la entrada en escena de Aznar, defendiendo el vigor y la vitalidad de nuestro Estado autonómico, así como su eficacia y su proyección de futuro. El PSOE tiene que ofrecer y defender su proyecto político de organización territorial de España. Tiene que liderar de una vez por todas la apuesta federal, la de la España plural. Sin dudas, sin vacilaciones y, sobre todo, sin complejos. Si no lo hace, el PP va a ganar la batalla, porque su modelo es más simple, más sencillo y más comprensible. Pero menos real, menos justo y menos moderno.

Article publicat a la Revista El Siglo el 24/01/2011